Ni cerca de entenderse
Unas luces de colores que siempre se encienden cuando la alegría del corazón se le apaga. Una melodía melancólica que suena cuando su voz se calla. Continuaba hundiéndose en su cama, apenas notaba las transiciones del día a la noche y viceversa. Metido en el teléfono tratando de matar tiempo o encontrar algo que le hiciera sonreír.
Después de pequeños encuentros con sentimientos necesarios pero incómodos, logró atravesar la rutina del dia. El trabajo se hacía más tolerable, las personas se le acercaban más y declaraban intenciones de querer hablarle, de querer conocerle. Y estaba bien, en otra época hubiese rechazado intentos de esta clase, con algún gesto o con alguna frase que matara cualquier intento de socializar con él.
Uno podría decir que era culpa del miedo al rechazo, ese que sienten las personas inseguras. Esta vez se lo permitió, y parecía que a la gente le agradaba su forma de ser. No podía dejar de pensar que era culpa de la vez que se dejó quebrar, que abrió las puertas a las emociones tan absurdas pero tan intensas que le provocaban agua en los ojos.
Aunque no podía negar que por momentos la soledad aun lo empujaba, y aunque estuviese literalmente rodeado por sus compañeros, se sentía ansioso. Tenía miedo a estar solo. Solo podía pensar en la seguridad que le brindaban los brazos de él.
En su mente siempre tuvo la idea de no ser dependiente de las emociones, o de una persona. Pero el ser humano es un animal social por naturaleza. Si bien el amor al final es una necesidad casi fisiológica, en lo subjetivo necesitaba la validación de él. Necesitaba escuchar sus cumplidos, la falta que le hacía no tenerlo, la ansiedad que él también experimentaba al no verlo, al no leerlo o escucharlo.
Confundido y frustrado, la vida que estaba viviendo lo estaba matando, no estaba ni cerca de entenderse. Dicen que la paciencia también se cansa de ser paciente. Se convierte en resignación, y causa dolor, el dolor que lastima y que es difícil de entender. En ese momento le dolió la cabeza de tanto pensar. Dicen que pensar demasiado es una de las cosas más terribles y estresantes que pasan en la vida de una persona y causa de muchas enfermedades mentales.
Volvía su cabeza la frase "Cuando te tengo lejos te necesito más", se había acostumbrado demasiado a las primeras veces que se veían, en las que no importaba que estuvieran haciendo. Corrían a refugiarse a la cama eterna en la que pasaban hipnotizados amandose. En la que solo vivian el momento.
Pensaba que después de todo si podía escribir canciones del tipo: "las mujeres dolidas que saben tocar el piano y que sobrevaloran cualquier situación que les rompe el corazón para escribir una melodía dulce pero triste".
Pero estaba bien, para amar hay que saber sufrir, y para sufrir hay que saber amar. Siempre sintió que el alma vieja que vivía en él era una bendición, pero la dualidad volvía y se iba, bendicion tambien equivale a maldición.
Hay cosas que no olvidaré. Y aunque muchas veces no me de miedo pensar en mi muerte y que dejare de existir, hay otras en las que se me paraliza el cuerpo y el miedo a ser nada se apodera de mi. ¿Quien soy para sentirme valiente y decir que no tengo miedo a morir?
Recordar las cosas que descubrí y que ame, y que me hicieron sentir tan especial. Que después de todo no significan nada, y no es una visión pesimista en la que me estoy involucrando, es solo que todo al final es tan absurdo y si uno quiere pues es tan complejo como el universo. De qué sirve pensarlo tanto, está bien hacerlo al final tenemos derecho a hacerlo.
En el caos de alguien se encuentra la paz del otro, tal vez siempre me senti comodo en el caos.
Si estaba sufriendo era inevitable, era parte de aprender a conocer que el amor era como un arma de doble filo.
En una analogía sólo pudo compararse a la luna llena y a el como un hombre lobo sediento, a un herido en mar abierta y a él como un tiburón al acecho, en la lava de un volcán y a él en el mar que al recibirlo en la combinación tan abrasiva lo convertía en una isla.
Cuando creía entenderse era cuando más se engañaba. Si al final la relación los terminaba matando a los dos estaba bien, al final nada tiene sentido al final todo regresa a ser nada.
Después de pequeños encuentros con sentimientos necesarios pero incómodos, logró atravesar la rutina del dia. El trabajo se hacía más tolerable, las personas se le acercaban más y declaraban intenciones de querer hablarle, de querer conocerle. Y estaba bien, en otra época hubiese rechazado intentos de esta clase, con algún gesto o con alguna frase que matara cualquier intento de socializar con él.
Uno podría decir que era culpa del miedo al rechazo, ese que sienten las personas inseguras. Esta vez se lo permitió, y parecía que a la gente le agradaba su forma de ser. No podía dejar de pensar que era culpa de la vez que se dejó quebrar, que abrió las puertas a las emociones tan absurdas pero tan intensas que le provocaban agua en los ojos.
Aunque no podía negar que por momentos la soledad aun lo empujaba, y aunque estuviese literalmente rodeado por sus compañeros, se sentía ansioso. Tenía miedo a estar solo. Solo podía pensar en la seguridad que le brindaban los brazos de él.
En su mente siempre tuvo la idea de no ser dependiente de las emociones, o de una persona. Pero el ser humano es un animal social por naturaleza. Si bien el amor al final es una necesidad casi fisiológica, en lo subjetivo necesitaba la validación de él. Necesitaba escuchar sus cumplidos, la falta que le hacía no tenerlo, la ansiedad que él también experimentaba al no verlo, al no leerlo o escucharlo.
Confundido y frustrado, la vida que estaba viviendo lo estaba matando, no estaba ni cerca de entenderse. Dicen que la paciencia también se cansa de ser paciente. Se convierte en resignación, y causa dolor, el dolor que lastima y que es difícil de entender. En ese momento le dolió la cabeza de tanto pensar. Dicen que pensar demasiado es una de las cosas más terribles y estresantes que pasan en la vida de una persona y causa de muchas enfermedades mentales.
Volvía su cabeza la frase "Cuando te tengo lejos te necesito más", se había acostumbrado demasiado a las primeras veces que se veían, en las que no importaba que estuvieran haciendo. Corrían a refugiarse a la cama eterna en la que pasaban hipnotizados amandose. En la que solo vivian el momento.
Pensaba que después de todo si podía escribir canciones del tipo: "las mujeres dolidas que saben tocar el piano y que sobrevaloran cualquier situación que les rompe el corazón para escribir una melodía dulce pero triste".
Pero estaba bien, para amar hay que saber sufrir, y para sufrir hay que saber amar. Siempre sintió que el alma vieja que vivía en él era una bendición, pero la dualidad volvía y se iba, bendicion tambien equivale a maldición.
Hay cosas que no olvidaré. Y aunque muchas veces no me de miedo pensar en mi muerte y que dejare de existir, hay otras en las que se me paraliza el cuerpo y el miedo a ser nada se apodera de mi. ¿Quien soy para sentirme valiente y decir que no tengo miedo a morir?
Recordar las cosas que descubrí y que ame, y que me hicieron sentir tan especial. Que después de todo no significan nada, y no es una visión pesimista en la que me estoy involucrando, es solo que todo al final es tan absurdo y si uno quiere pues es tan complejo como el universo. De qué sirve pensarlo tanto, está bien hacerlo al final tenemos derecho a hacerlo.
En el caos de alguien se encuentra la paz del otro, tal vez siempre me senti comodo en el caos.
Si estaba sufriendo era inevitable, era parte de aprender a conocer que el amor era como un arma de doble filo.
En una analogía sólo pudo compararse a la luna llena y a el como un hombre lobo sediento, a un herido en mar abierta y a él como un tiburón al acecho, en la lava de un volcán y a él en el mar que al recibirlo en la combinación tan abrasiva lo convertía en una isla.
Cuando creía entenderse era cuando más se engañaba. Si al final la relación los terminaba matando a los dos estaba bien, al final nada tiene sentido al final todo regresa a ser nada.
"Oh and I tried to love
And I can love the same man and the same bed and the same city
But not in the same room it's a pity but oh
It never bothered me before
Not 'til this guy
What a guy
Oh, God, what a good guy
And I can't even enjoy him
'Cause I'm hard, too hard to know"
Comentarios
Publicar un comentario