Es solo un intento...

El intento de un cuento. Más una historia. 

Me siento relativamente feliz, pensó. Pero tengo miedo, las cosas no siempre pueden quedarse en un mismo estado, esa mierda del cambio constante y quien sabe que otro invento barato para hacerlo sentir inseguro a uno.

Debería llamarlo, hablar de cómo nos sentimos y porque dudamos tanto de lo que puede pasar, es decir me siento tan raro y tan incomodo por todo lo que estoy pensando, tal vez después de todo en un punto de mi vida debí sentirme así, no quiero convertirme en uno de esos tipos dependientes, pero... en el fondo lo quiero. 

Decidió no hacerlo, y continuó con eso hábitos tan raros de leer cosas que le hacían sonreír de forma tonta, que según él, le calentaban un poco el alma, alma que apenas sostenía. Después de todo, no cualquiera podría resistir cambios tan bruscos, de ser alguien frio y asustadizo, cubierto por una armadura de seriedad a convertirse rápidamente en alguien susceptible y emocional. Dicen que uno nunca cambia realmente, solo descubre (o redescubre) cosas que ya estaban ahí. 

Pasó la noche, en la mañana despertó con ganas de sentirse nuevamente junto a él. Y se odio, -¿Por que soy asi, maldición?- gruñó, mientras se restregaba las manos en los ojos. La tarea pendiente seguía ahí,  intacta. Fastidiando. -Lo hare despues-. 

La música, el café, los chocolates siempre haciendome sonreir. La incertidumbre, siento que no voy a ningún lado y sin embargo el tiempo me sigue arrastrando. Conocer y desconocer gente. El temor a no ser, y terminar siendo algo "incorrecto". 

En el fondo no me importa, quiero solo sonreír y llorar y sentir esas lágrimas que se acumulan en mis ojos, no tengo control de mi vida en ciertas cosas, y lo que controlo me controla. 

Pasaron varias semanas, y la vida no parecía tan mala, algunos días era lo peor y solo quería golpear a quien se atravesara, por alcanzar niveles de idiotez absurdos. Desquitarse con el mundo que lo hacía feliz pero que también lo hacía sufrir. 

-Recuerda las cosas que te hacen sonreir, pero también las que te hacen llorar-. se repetía, no hay árboles que alcanzan el cielo sin raíces que se hundan en lo más profundo. A quién le importa el idioma, a quien le importa si puedo o no escribir de forma "correcta", quiero ser quien soy y si no encajo me sentiré mal, pero está bien. 

Hay 7442 mil millones de personas en el mundo, debo agradarle a un perro por lo menos. 


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