Entre otras cosas, el dolor de no aceptar el fracaso

Le gusta la forma en la que le habla, pero le molesta que en el fondo aún le encuentre algo que lo incomoda. Algo que le asusta, pero está bien. Dicen que uno nunca conoce a una persona en su totalidad, cuando uno ni siquiera se conoce a uno mismo, aunque suene redundante.

-Me siento tan frustrado, tan estúpido y poco preparado.- Veo gente de mi edad o menores que han logrado o que se ven y sienten mejor que yo.  Me molesta, no lo niego. La comparación siempre existe, y aunque trate de tragarme esa basura de que todos somos iguales y que valemos lo mismo, aun me lastima tanto el ego y el alma ver que mis intentos son eso, intentos.

Se que hay días mejores, y otros son solo días. Ese es el problema, esta inestabilidad tan asquerosamente hermosa pero tan dolorosa, tan reconfortante, que te dice: "Esta bien no ser el mejor, está bien ser tu, acuestate escucha esa canción que te estruja el corazón, que te da fuerza y que después de las lágrimas y los suspiros te hace sentir renovado".

No es cuestión de la barata automotivación, es cuestión de estar en paz, de entender que el tiempo sigue marchando y  nos tiene donde debemos. -Quiero volver atrás y solo estar, solo no sentir esta presión tan incierta, esta incertidumbre-.

En mención del tiempo, nunca lo había sentido tan liviano, en un parpadeo era una fecha y al otro era el final del mes.

Aun puedo ser quien dije que era, pero ya no quiero. Tengo miedo. Pensó. Las probadas de éxito se me suben a la cabeza, y los golpes del fracaso me entierran hasta las raíces. Solo podía pensar en la incomodidad que le causaba no hacer las cosas bien.

Respirar, oír un poco de música y de vuelta a la rutina que se ponía cada dia mas pesada. Pensar y hacer las cosas que lo distraian y le hacían creer que la vida no es solo molestia, es celebración es alegría y esta bien que hayan momentos oscuros, eso es inevitable.

No todo el tiempo se puede estar de un modo.

Te quiero, pero al igual que tu tambien tengo problemas. Y no es justo que nos carguemos el peso del otro, podemos caminar juntos para hacer el viaje menos molesto. Y si a veces espero más de ti, está bien no tienes que complacerme. Lo que el agua me dejó lo conservo entre mis manos, en las cicatrices que cada lágrima marco al secarse. Lo que el agua me dejó fueron lecciones que en ocasiones son grandes chistes que se ríen al ver como vuelvo a fallar.  ¿Qué más podría perder?
Cuando no tengo nada que perder. Esta bien si me olvidas, cuando deje que el agua me adormezca...

Siempre tuve el sueño recurrente donde despertaba, y al momento de bajar mis pies de la cama sentía como el agua inundaba la habitación, como el nivel se encontraba por encima de mis tobillos. No era un agua fría, estaba templada. Todo estaba casi oscuro, y apenas las luces tenues iluminaban el cuarto, cuando caminaba hacia las otras habitaciones veía los cuerpos, sobre las camas, con sábanas blancas cubriendolos. Trate de no olvidar estos sueños, que ahora son recuerdos. No sentía miedo. Solo veía la silueta de sus cuerpos, cubiertos por sábanas. Como una especie de banda sonora una melodía sonaba en el fondo.  Solo quería salir de ahí, aunque en el fondo extrañaría el lugar. Pero debía salir.

Supe que todo estaba mal, el cielo gris, casi comiéndose el resplandor que las nubes trataban de reflejar. Tome las llaves del auto de la casa, no sabía manejar, era absurdo. Subí a las dos mascotas en los sillones de atrás, no podía dejarlos ahí, estaban asustados y empapados. El ambiente se sentía tenso, el aire era extraño. Al salir las calles abandonadas, solo podía pensar en buscar provisiones...

Los sueños puede que al final sean proyecciones de la recolección de imágenes captadas durante la vida, documentarlos esta bien, me hace recordar las emociones tan intensas hasta el punto de sudarlas y de no olvidar que mi propia mente puede torturarme en la privacidad de mi cerebro.