Lluvia sentimental de mayo

Dicen que regalar rosas significa que hubo amor a primera vista, dicen que regalar rosas es un acto de amor y de promesas de querer construir algo con alguien. Nunca había estado tan cerca de tantas emociones, de ver el llanto de tantos hombres incluyendo el mio.

Nunca pensé que alguien se iba a molestar en comprar rosas y regalarmelas.  Ver llorar a mi abuelo con dolor por la traición y el interés de sus hijos es una emoción que no logro disecar en su totalidad. Calculadoramente siento que estoy del lado de mi papá, él ha sido devoto en sus cuidados, pero me surge la duda respecto a si es el interés mismo o el amor es lo que lo hacen levantarse durante la madrugada cada vez que mi abuelo lo llama repetidamente.

Sin querer el amarillo y el azul son los colores que mas acumulo, desde una prenda hasta un ramo de rosas. Cosas importantes como las flores amarillas para él, y una consola para mi. Me hacen recordar que vivo de promesas, promesas que me hago, promesas que me hacen. Trato de entender que la paz y la confianza deberían permanecer sin ser perturbadas incluso cuando la vida es convulsa y perversa. Debería confiar en mi, dicen que la confianza es otra dimensión del amor.

Y aunque una parte de mi aun desea el drama del momento se que no es una condición sana, cerrar ciclos no debería ser tan difícil, es uno mismo descaradamente sobrevalorando y aferrándose a cosas que más que causar dolor solo matan momentos que fueron especiales. Y que terminar destrozando un ramo de rosas en la cabeza del ser amado por romper promesas y por romper el corazón una y otra vez cual la zorra de nueva york sería la forma más digna de terminar con algo. Creo que al final comparto más que el cinismo con esa mujer.

Estoy listo para creer, listo para sufrir, si me quedo y espero estaré condenado y si me muevo y lucho igual estaré condenado. En una situación donde no hay ganadores y todos sangran, donde la muerte es segura y donde todo al final queda en el olvido en un cuarto oscuro, a nadie le importa quien disparo la primera bala.

Aquí estoy casi un mes después terminando esta entrada, en otra maquina. Mi vieja computadora esta desconfigurada y casi inservible, no tengo el dinero para repararla y los días que pude hacerlo la desesperación y la ansiedad me lo impidieron. Es mayo y me siento sentimental, la situación sigue en cuarentena, igual que mi corazón. Con miedo a que se rompa pero con la confianza de que si pasa podre estar dispuesto y completo para poder recoger los pedazos y seguir viviendo.

La vida al final me lleva en una constante oleada de vinagre que al final me va convirtiendo en una especie de persona inmune al dolor. Logre crear un café agradable gracias a la combinación de dos granos, uno mas quemado y el otro mas rubio. No dejo de pensar en el, en los secretos que ha compartido, en las veces que veo sus ojos y el ve los míos. En como discutimos por mi cabello, por mi barba, por mi cuerpo. Una sopa desabrida, una mesa servida con las mejores intenciones y el amor inocente que a sobrevivido incendios, inundaciones y ahora una pandemia.

Sentimental en mayo, recopilando memorias, siempre ha sido así, la época húmeda y lluviosa que calma la sed del intenso verano que sobrevivimos gracias a los pequeños ventiladores, uno causa de un secuestro y una mentira, la cual no me importa purgar porque la hice con todo gusto.

Aun siento el dolor en el pecho, pero ahora lo uso como inspiración, como el corta cables del que habla Fiona, como la roca que cargo en la constante e inclinada subida que es mi vida. Siempre pienso y pido que el tenga paz, y a pesar de que sus hábitos no cambien yo siempre seré esa pequeña vela encendida pidiendo por su alma.

No quiero la felicidad absoluta, no quiero algo que no existe. Lo que quiero es poder sentir todo y poder respirar sin suspirar o sentir pena o incluso remordimiento. Se que estoy aquí. Que he estado aquí por mas de dos décadas, y que la figura incomoda y rara que era antes ahora se ha convertido en alguien seguro de su inseguridad, confiado de su desconfianza y atento a su indiferencia.

Que el viento nos acompañe a donde quiera que esto nos lleve, que hayan mas noches despejadas de luna y frio, que hayan mas lluvias que laven las penas y el dolor, y que nos dejen los pequeños charcos en los que podamos ver el reflejo de lo que somos y seremos.



I grew up in the shoes they told me I could fill
Shoes that were not made for running up that hill
And I need to run up that hill
I need to run up that hill, I will, I will, I will, I will, I will





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