No me siento una margarita, Pero esto! Jesús como duele!

Quiero dejar de sentir lastima por mi mismo, quiero dejar de sentir angustia en el pecho, quiero dejar estas ganas de llorar que me ahogan. Quiero volver a ser esa persona que solo se preocupaba de regresar a su casa, jugar un rato, ver la televisión hablar con su familia y no tener una preocupación tan pesada que cada vez me entierra más los pies en este cementerio de recuerdos.

No sé qué me pasa, la voz tan fuerte que antes tenía ahora es un pequeño quejido que persiste y me pide que no haga nada, que solo espere. Dicen que las montañas se pueden mover con un poco de fé, me pregunto si este dolor se podría comparar a una montaña. Ya no sé en qué creer, a donde ir, que pensar o qué sentir. Me siento solo. Me siento perdido. No estoy feliz.

Ver las penas de mis conocidos y entender ese dolor causado por alguien más, es tan deprimente pensar que las decepciones las mentiras y el desconsuelo son un plato que todos tenemos diario y dispuesto a caernos encima sobre el regazo.

Conocer a alguien nuevo quizás, pero que se hace con esta maleta tan pesada, abrirla y dejar rastros de lo que fue? estoy en el dilema de hacer una taza con café y no dormir, pero poder desahogar un poco este dolor, o dejar esto a medias llorar sobre la cama y quedarme dormido.

Pienso en la muerte, pienso en el futuro. Pienso en lo que quiero comer, en lo que quiero probar. Se que el mundo se esta yendo al carajo. Todos los dias pienso en la cantidad de agua que se desperdicia, los animales que mueren y se extinguen, y en la muerte lenta y segura que nos espera con calma.

Estar en ese lugar y sentirme tan solo, sentir el aire frío sentado sobre esas tablas, sentirme tan vacío y tan débil. Dios ya no está ahí para mi.

Esta semana estuve a punto de morir bajo un bus del servicio público,  trate de imaginarme hecho una plasta bajo la llanta del vehículo, en cuanto tiempo se hubieran dado cuenta? Trato de imaginar el sabor y la sensación de mis dientes destrozados dentro de mi boca, como mi mandíbula se hubiera convertido en varias piezas, como el pelo que tanto odio y quiero hubiese quedado aplastado y lleno de sesos. Pienso en la cara de mi mamá al haberme encontrado hecho una especie de masa deforme y llena de sangre.

Aun me duele el brazo y la pierna, con esto me doy cuenta que el dolor que siento en el pecho me impidió sentir miedo o adrenalina en ese momento, incluso ahora sentado aquí me siento adormecido.

Irónico...



¿Recuerdas que querías ser una Margarita
Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cuando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá.

Tus labios escarlatas de púrpura maldita
sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
«Sí... no... sí... no...» ¡y sabías que te adoraba ya!

Después, ¡oh flor de Histeria! llorabas y reías;
tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas, eran mías.

Y en una tarde triste de los más dulces días,
la Muerte, la celosa, por ver si me querías,
¡como a una margarita de amor, te deshojó!







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